viernes, 1 de noviembre de 2013

Dedicado a Mónica Carró

29

Los teléfonos públicos mueren de pie
entre bandadas de folletos
de peatonal.
Ya no quiero navegar en un ataúd.
A fin de cuentas
crear no es tan diferente a creer.



(Del futuro libro Dos partes de una boca gigante)

domingo, 4 de agosto de 2013

Poema de La puerta mal cerrada (año 2011)

Poema de verdad

Cae la nieve
por una vena del viento.

No puedo mentir más. 
Sofía es blanca
y está parada delante de una pared blanca.

martes, 16 de julio de 2013

Obra: 2 mails y un poema. Dedicado a Ariel Ortega

despertarme después de dormir apenas unos gramos de mañana con este poema genial es lo que preciso para poder salir a tomar el 55 con más desconfianza en la vida que antes. definitivamente hay una voz más definida (la misma que en cogiendo mucho se desplegó totalmente circular) que es ahora la tuya. me encanta y voy a destacar las partes que usaría para anotar en servilletas manchadas de tang de naranja-mango si decido suicidarme y dejar notitas sin remitente.

igual no te duermas en la gloria de haber encontrado una respiración para tus poemas que les sienta maravillosamente. cogiendo mucho no deberías tocarlo nunca más pero a éste tenés que leerlo de nuevo y hacerle el ruedo y los enmiendos que sean necesarios. esencialmente está todo (y cuánto, por dios), pero me da la sensación (subjetiva, arbitraria, tal vez errónea) de que en algunas partes hay como una conexión más maquínica entre las partes que natural. no sé cómo explicarme, sería quizá como si hubiese lomas de burro que deberías aplanar de algún modo.

reenviame si lo seguís trabajando. voy a leerlo de nuevo y marcar los puntos cúlmines porque no puedo salir de casa sin asentar de nuevo algunas frases. me alegra que puedas hacer de una dama con faltas de ortografía textos de este calibre. aunque la dama siempre es una excusa y el capo del país sos vos.

chau (L)

pd. puse un pedacito en mi facebook con tu nombre ficticio que me dijiste ayer para publicar la parte de la charla de msn (que tuvo una cálida acogida), si me dejás que ponga tu nombre real, avisame. cuando llegue a casa si me dejás también te lo pego en mi blog con link al tuyo.
From: gandhi88@hotmail.com
To: agustinaa.-@hotmail.com
Subject: (...)
Date: Thu, 9 Sep 2010 00:46:32 -0300

Kill Cuil (o un manifiesto perecedero)



Tiempo libre para sufrir, para rozar la ignominia,

pa saber que el shampoo usa la misma tarjeta de crédito que la hoja en blanco.

Pero nunca tener la lentitud del lumpen ni pedir silencio en el infierno

ni arengar, por supuesto, la depilación definitiva.

Esquivar  a velocidad luz a las mujeres que piden tu CUIL como contraseña para enamorarse,

esconderme de las bomberas voluntarias que confunden mi pecho con una pizzería nueva

en sótanos húmedos donde sólo haya cajas de golosinas vacías

con nombres de Estetas en fibrón: Kant, Hegel, Croce, Adorno.



Es que una mujer que no engendra mis nervios no es una mujer

que merezca un trébol,

ni un hombre que vela por su racimo de objetos puede ser novio

de una mujer que me pone nervioso, y menos mi amigo.

No quiero mujeres radiantes, conversadoras y pseudobondadosas,

que quieren dormir ahorcando mi pecho para que no rebalse ácido,

para luego enumerarme durante el desayuno-almuerzo las cosas que quieren que cambie en nombre de la eficiencia social.

¿En qué momento pensaron todo eso, planearon tanto, sin que yo me diera en cuenta?

Sin duda las musas operan a velocidad luz, pero mi inspiración en todo caso es la mismísima muerte en tetas

de estos poemas electro-cínicos.



Y en todo caso tengo más cosas que corregir que un poema experimental

-Por ejemplo, no saber gritar sin llorar o atarme bien los cordones-

porque no hago tributos más que al fuego

ni venero el grosor metafísico famélico de San Telmo.



Aparte: la música es un negocio, y los locutores, mercenarios contratados por los que agrandan su piscina y la llenan con nuestro llanto

y la invitan a ella a nadar

y en el altar, el cura hojea Padre rico padre pobre antes de bendecir

la unión.



Lo mío ahora es conquistar mujeres

para refutarlas

como si fueran mis defectos caídos afuera, en el colmo de su belleza.



Bastante que ya sacrifiqué las noches por las mañanas

y me compré un celular

mientras peces dorados formaban una pierna

sin el menor deseo de complementación:

si hay una memoria de lo nuestro yo tengo sólo esta rebanada

que cuelga

en el vértice de la noche,

sobre un bar llamado Essedra, donde intento superar mis problemas motrices

y bailo.



Ni siquiera la amo, porque me da asco, la distancia es un canal de televisión con bajo presupuesto.

Se acabó la ilusión de que en cada una de mis uñas

se reflejaran cada uno de sus dientes,

que sus dientes fueran mis uñas y ambos fuéramos vírgenes y prodigiosos.  



Se acabó, es la hora de la autoapología.  Las canillas se mean de la risa. El cielo es un desierto sponsorizado, los camellos cargan un cuerpo muerto cuyo pecho flamea, flaquea y convulsiona como un sachet de leche negra mientras se oye una cumbia isósceles,

mientras recuerdo sus ojos llenos de sombras en la sala de teatro semivacía

donde vimos a Paolo el Rockero tropezar

y caerse del escenario sin que ello estuviera programado.



El amor es una enfermedad de la soltería, o al revés,

pienso mientras lleno de jugo de manzana la botella de whisky

para parecer talentoso

y si hay un lugar más cálido que una librería, por no decir acogedor, eso es un puterío.



Por eso, a vos, a ti, no a ella, porque ella me asesinó, que querés ponerte de novia conmigo

e ir a aplaudir la moralidad del imitador de Arjona ,

te explico, aunque tus ojos de lobo se envuelvan en llamas ,

que quiero volver solo a mi casa los sábados de invierno

caminando y pensando falacias malditas

o ir a comer patis con Nico, porque él tampoco glorifica la palabra vida, apenas la usa

como yo, incrustada en alguna falacia de felicidad de precio módico.



El reloj es un trozo de alcohol etílico, un trozo formalizado, y sus garras ardieron riéndose,

pero ya he dejado la furiosa hermenéutica de la paja atrás como a un pasado, un intento de cura

en plena nube de monóxido de carbono

que salía del horno a recuerdos que ella construyó debajo de mi cabeza y arriba de mi cintura.



Transfigurar el naturalismo del amor en su pragmática del día a día,

en eso me perdí y sucumbí, como un discípulo díscolo.

Puedo blasfemar la quintaesencia de las madres ahora en medio de este poema de tres cabezas electro-cínicas. Es una opción no punible, con rating de izquierda como todas las opciones no punibles, puedo diferir la muerte de juguete de cada poema.

Pero enunciar con seriedad me quiero morir es aporía y mala fe, un despropósito demasiado Light en contraste con el moho del calzoncillo del que cuida el cementerio.

Puedo decirlo con un boceto de voz, sin que nada vibre,

el aire se muerde los labios,

mientras lo susurró, entre estas sillas de patas torneadas que fueron de mi abuela,

en las que se sentaron visitas que amaron y no por eso ahora están menos muertas.

Ni tampoco me diferencio así de los que barajan los noticieros de las ocho,

porque ellos también quieren morirse,

pero son discretos, y más dignos.

Ven a Dios en la repetición de dientes de Guillermo Andino

y sin embargo vuelven a cambiar de canal,

para diferir el miércoles hasta el domingo.  



Es decir, mi fuego ya no consume su silencio sempiterno

Ya no estoy tieso, con mucho trabajo pendiente, en una sala de espera sin puertas, viendo toda su ausencia, la eternidad, el horizonte sin un solo cóndor que venga a comer el postre de mi corazón,

sino sentado, ahora, un viernes, en la barra con un amigo fiel;

tampoco balbuceo Volver a ser poeta, esa aporía, cursi y de muy mala fe,

tanto como querer morir o aprender a amar.

De todos modos, nadie me lee sino los mails de despedida y mis fanáticas me juzgan por dos chistes siempre iguales, de mínima cocción, acerca de la farándula hegeliana,

oh las bombachas retorcidas sobre sus pies, oh también, y sobre todo, las bombachas a media asta, oh ventura post-adolescente

y cuando duermen, porque yo jamás dormiré al compás, les robo el celular para llamar al 0 600 suicida.



Alguna de ellas  me oyó tararearle a la locutora la canción de amor de cinema paradiso.

O contarle que el Burrito Ortega, sobre la tierra dura del Norte, también jugaba al Rugby,

¡jugaba bien!,

o que cada mujer que se pone tetas me pone un poquito más triste.


O que todo poema se escribe a espaldas de una cuenta pendiente.

martes, 25 de junio de 2013

El hobby

No fueron en vano los años
ni cruel el fuego,
el pasado es lo único que se gana.
Pero no quiero saberlo.
El que bebe cerveza de las trompetas
tampoco quiere saberlo
y el que ofrenda al cielo
el telgopor
que viene con el televisor plasma,
nadie quiere saberlo.
El pasado es lo único que se gana.
Salvo para el estúpido poeta
que hace de la vida
un hobby que siempre termina por dejar.